La muerte de una joven de veintidós años desencadenó una ola de indignación en Irán. La joven Masha Amini falleció bajo custodia de la apodada policía moral, tras haber sido detenida por presuntamente no cumplir con las estrictas reglas sobre el uso del hiyab, un velo que cubre la cabeza y el pecho que las mujeres musulmanas usan en presencia de personas que no sean de su familia inmediata.
La policía islámica tiene la potestad de detener a las mujeres que, según su criterio, expongan demasiado su cabello. Asimismo, lo pueden hacer por otras razones de similar índole: la consideración que su ropa sea demasiado corta o ceñida, o inclusive el uso de maquillaje.
Esta trágica muerte produjo fuertes reacciones y protestas en la ciudad de Teherán y en otras localidades del país que se han saldado con decenas de heridos y fallecidos. Mientras que, por su parte, el régimen iraní, que ha sido acusado por diferentes autoridades alrededor del mundo, no sólo prohíbe informar desde el país la delicada situación, sino que sostiene un hostigamiento ante una ciudadanía que se mantiene firme bajo la consigna: mujeres, vida y libertad.