El proyecto de ley de pensiones lleva tramitándose desde noviembre de 2022 y recién hace 2 semanas el gobierno y Chile Vamos acordaron modificarlo completamente. Una reforma de esa envergadura, donde se nos ha advertido que puede producir daños importantes no solo en el empleo, sino que en la economía y el gasto fiscal, y también por cierto en el monto de las pensiones, no puede sino ser estudiada con detención. Eso es lo mínimo que podemos exigir del Gobierno y el Congreso. ¿Qué cosa tan importante impide que los senadores se tomen el tiempo necesario para estudiar y evaluar? Y peor aun, el Presidente, al ejercer su facultad para que la Cámara vote el proyecto en un día, lo que está haciendo es obligar a los diputados a votar a ciegas, ya que el proyecto que se someterá a su conocimiento es uno completamente distinto al que se vio anteriormente y que, sorpresa, empezará a entregar beneficios el mes antes de las elecciones.
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