Señor director
En la polémica sobre si deben ser prohibidos los celulares en los colegios, hay un gran ausente: los padres ejerciendo su rol de autoridad.
Son ellos quienes, libremente, decidieron poner en manos de sus hijos un celular, muchas veces con acceso ilimitado a redes sociales, juegos e internet, sin horario y sin filtro. Ante la dificultad (o incapacidad) de ponerle límites a sus hijos, trasladan el problema a los colegios, en primer lugar, y al Estado, en segundo.
Los colegios poco pueden hacer sin el respaldo de los papás. Un niño sin límites en su casa, difícilmente puede controlarse en la sala de clases, y menos aún cuando el colegio toma medidas que no son respetadas por los adultos a cargo. Frente a la imposibilidad de cumplir con la labor educativa, a los colegios no les queda más que pedir auxilio al Estado, ansioso en meterse cada vez más en la crianza y formación de los niños.
Son estas cosas las que van horadando gravemente no solo el respeto a la autoridad, sino que permiten que el derecho preferente de los padres a educar a sus hijos vaya quedando en el olvido, por culpa de los mismos padres. Necesitamos padres comprometidos con la crianza, para poder tener niños y jóvenes que, cuando sean adultos, sean responsables de sus actos.
Andrea Barros, Subdirectora Ideas Republicanas