Chile enfrenta una crisis en la valorización de la vida humana. La ley de aborto en tres causales ha cobrado la vida de cerca de cuatro mil niños en ocho años. Además, la baja tasa de natalidad y el envejecimiento poblacional acelerado revelan una “cultura de la muerte” y un materialismo que prioriza lo individual sobre la familia y la vida. Es fundamental adoptar una “cultura de la vida” que valore la persona humana de manera trascendente. Esto se refleja en políticas públicas que apoyen la vida y la familia. Es hora de replantear nuestros valores y priorizar la vida y la familia para construir un futuro más próspero para Chile.