Siglos de aplicación tiene esta antigua estrategia de avance, que puede ser usada en todos los ámbitos. Sabemos de su existencia, se ha escrito mucho al respecto y se ha usado en innumerables oportunidades, pero
seguimos cayendo en ella. ¿Qué otra cosa sino esto, es lo que se busca con la utilización de conceptos como “las familias”, “las derechas” o “los territorios”, por mencionar solo algunos? Y, sin embargo, los divididos no solo caen, sino que se pliegan al discurso “progre”, con palabras disruptivas.
¿Por qué distinguir donde no corresponde? No solo es artificial, sino busca establecer categorías, con miras a obtener derechos y privilegios distintos, para tratar de modo desigual lo que debiera ser
igual. Dividir para vencer. Fragmentar para enfrentar, sembrar divisiones para imponer totalitarismos y destruir cada uno de nuestras instituciones, empezando por la fundamental: la famila. Así, en singular. Quienes nos llaman a llegar a acuerdos, nos acusan de intransigencia y nos culpan de los problemas actuales, son los mismos que han sembrado divisiones buscando, a raíz de la crisis, llegar a “acuerdos” para instalar sus ideas y no buenas
ideas que van en beneficio de todos los chilenos. Para esas, siempre disponibles.