La impactante noticia publicada por algunos medios de comunicación sobre la creación de la “cotona antibalas” por parte de madres de niños que han muerto producto de un arma de fuego deja en evidencia una dolorosa realidad. La cantidad de niños, niñas y adolescentes muertos producto de armas de fuego ha ido en un preocupante aumento en los últimos 10 años; con un total de 218 muertos, en donde la región Metropolitana lidera el número con 110 casos.

Estos hechos tienen una relación directa con el uso de armas en los establecimientos educacionales. De acuerdo con los datos entregados por el Observatorio de Derechos de la Defensoría de la Niñez, señaló que en septiembre de 2023 hubo un aumento del 173% en los casos policiales por el uso de armas en instituciones educativas entre 2019 y 2022, lo cual demuestra la gravedad de esta problemática.

La muerte de niños, niñas y adolescentes es absolutamente inadmisible, devastadora y sin duda, una tragedia para cualquier familia. Sin embargo, es crucial recordar que también es evitable. Descuidar los esfuerzos para prevenirla sería ignorar la responsabilidad que todos tenemos como garantes para proteger el derecho fundamental de los jóvenes a vivir libres de cualquier forma de violencia, lo cual es vital para su supervivencia y desarrollo de cada uno de ellos.
Esto solo sigue demostrando la horrible realidad en la que estamos inmersos, en un país tomado por la delincuencia.

Constanza Tirado López.
Ideas Republicanas.